12 de abril de 2011

El Granjero y el Hacha

Cuenta la leyenda que el granjero llamó un día a su hijo y le dijo:
Hijo, has cumplido 12 años y tienes que hacerte cargo de tus
responsabilidades... aquí te hago entrega de tus herramientas.
Lo primero que te daré será este hacha.
El pequeño, orgulloso de ser considerado ya mayor, se emocionó y tomó el
hacha con las manos temblorosas.
Gracias Padre !!, me siento muy feliz.
El padre, le señaló un grueso tronco acomodado sobre unas trabas y le dijo:
Ahora, úsala y corta ese tronco !!
Jamás sabría como cortar ese tronco !!, es demasiado grande para mi !!
-exclamó con pena y verguenza el joven-
El padre, le paso el brazo sobre el hombro y le dijo:
Nunca sabrás si no lo intentas. Hazlo !!
El joven SABIA que era un tronco demasiado grueso para sus fuerzas, pese a
eso y para no decepcionar a su padre, levantó con esfuerzo la pesada hacha y
descargó el más fuerte golpe del que era capaz.
Como era de esperarse el hacha quedó clavada en el tronco y el pobre
muchacho hacia esfuerzos desesperados por liberarla sin poder lograrlo.
Con una sonrisa, el padre le paso una mano por su cabeza y le dijo:

Hijo, lo primero que tienes que aprender es que la verdadera fuerza no
esta en tus brazos. Esta en tu cabeza !!.
Con inteligencia y esfuerzo conseguirás lo que te propongas.
El consejo que voy a darte ahora es que NO tienes que fijarte
objetivos desmesurados y fuera de tus capacidades para lograrlos
de inmediato.
Todo será más sencillo si regulas tus fuerzas a tu nivel y usas la
inteligencia.
Acto seguido tomó el hacha y, dándole una pequeña inclinación dio un golpe en
un sentido y otro más en el sentido contrario produciendo una pequeña muesca
en el tronco. Las astillas saltaron en todas direcciones. Luego, pasó el hacha al
muchacho y lo invitó a que continuase.
El joven, dando golpes en un sentido y en otro empezó a profundizar el corte, al
cabo de una dura y esforzada hora el grueso tronco con un fuerte ruido de
quiebre final, cayó al suelo partido al medio.
Feliz y adolorido el muchacho se dirigió hasta donde estaba su padre en las
labores y le dijo:
Entendí !!, cuando una tarea sea demasiado grande para terminarla
de un solo golpe debo encararla dividiendo la misma en objetivos
mas pequeños !!, si soy persistente y no cedo terminare siempre
por lograrlo.
El padre con una sonrisa afectuosa y feliz ante la nueva sabiduría de su
pequeño hijo, saco un pan de su morral y juntos se detuvieron a ver el
atardecer mientras disfrutaban de su bien ganado descanso.
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